“Un deseo auténtico sabe tocar en lo profundo las cuerdas de nuestro ser, es por esto que no se apaga ante las dificultades o los fracasos”. Papa Francisco
En este tiempo pascual, tiempo de alegría, las hermanitas de la fraternidad de Viena tomaron tiempo para intercambiar en torno de la catequesis del Papa sobre el deseo.
Últimamente, en nuestro intercambio comunitario, María Úrsula nos dijo que cada mañana, la primera cosa que hace es ir a abrir la puerta del departamento, que está cerrada con llave. Y cada mañana, al hacer este gesto, conscientemente le pide a Dios la gracia de estar abierta a lo que va a pasar hoy: abrir la puerta y abrir el corazón.
Compartió también con nosotras un lindo encuentro que deseaba hace mucho tiempo. Cada semana, el mismo día, a la misma hora de la mañana, veía en el autobús a una mujer joven y elegante con el pelo muy largo, vestida completamente de negro y calzada con grandes botas negras. Cada semana, esa mujer se colocaba en el mismo lugar. Con la cara extremadamente pálida, auriculares grandes en las orejas, parecía no ver nada a su alrededor. Dos minutos de viaje juntas en el autobús. Esta situación ponía a veces nerviosa a María Úrsula, que tenía el sentimiento de ser invisible delante de esa persona. Una mañana, superó su nerviosismo diciéndose: “¿Y si hicieras tú el esfuerzo de mirarla de otro modo, sin pegarle una etiqueta?” Entonces se volvió hacia la mujer con una sonrisa, y en ese mismo momento ella levantó la cabeza, sus miradas se cruzaron y le devolvió la sonrisa. María Úrsula añadió: “Hace unos meses que vuelve continuamente a mi cabeza una pequeña canción. La canto todos los días y a veces por la noche: ‘Mira con el ojo de tu corazón más lejos de lo que percibes, y escucha más allá de las palabras con el oído de tu corazón’. ¿Tal vez esta canción me ayudó a tener una mirada pascual? ¿Un corazón pascual?
Estar atentas a nuestros deseos auténticos y a los de las personas que nos rodean toca en lo profundo, como dice el Papa Francisco, las cuerdas de nuestro ser y las hace vibrar. Entre la gente “viva” que nos rodea se encuentra Erna María. Úrsula Mélanie la conoce hace mucho tiempo. Años atrás, Erna y su marido eran vecinos de la fraternidad de Viena.
Erna María es de origen austríaco y ha tenido muchos problemas en la vida. Ahora tiene 87 años. Le gusta el canto y la música. A los 60 años empezó a aprender a tocar la cítara, deseo que no había podido realizar en su infancia, por falta de medios económicos. Canta en varios idiomas, es capaz también de “cantar a la tirolesa” y la anima una alegría inmensa de vivir. Llegó hasta el final de una emisión de televisión que se parece a “The Voice”. Es una emisión que quiere resaltar los talentos variados que existen en Suiza (no sólo la música y el canto, sino también la danza, etc.). Úrsula Melanie siguió de cerca esta hermosa aventura y acompañó a Erna María hasta la final. Si lo desean, pueden mirar aquí.
¡He aquí alguien que no ha dejado que su deseo se seque!
Hta. Anny-Myriam