No hay recetas… únicamente un camino y muchas preguntas.
No hay un manual, porque cada llamada es única, como lo es cada una de nuestras existencias.
Escuchar, rezar, ir hasta lo más hondo, dejarse acompañar… son balizas en el camino, para que podamos ir haciendo una elección con una libertad cada vez mayor. Ante quienes expresan el deseo de compartir la vida y el sueño de las hermanitas de Jesús, se abre un camino de crecimiento.
La formación inicial es un largo recorrido que se extiende por entre diez a doce años. A menudo nos pide abrirnos a la universalidad y acoger la diferencia, dejar nuestro país y aprender un idioma nuevo. Durante este tiempo se comprometen todas las dimensiones de la persona, para crecer en libertad y poder dar testimonio de la proximidad y la ternura de Dios.