Tenemos un vínculo especial con nuestros hermanos y hermanas musulmanes desde nuestra fundación. “Fundé la Fraternidad con ellos», dirá la hermanita Magdalena hablando de los primeros amigos, los nómadas musulmanes del este de Argelia. Por eso ofrecemos nuestra vida a Dios «por nuestros hermanos y hermanas del Islam y del mundo entero». Un cierto número de nuestras fraternidades están presentes en medio musulmán y en países musulmanes (Magreb). Por el camino de la amistad, en la vida compartida cotidianamente, trabajamos para hacer crecer el amor y la fraternidad entre las personas. Creemos que a través de esto crece el Reino de Dios. Con nuestra vida más que con nuestras palabras, podemos dar testimonio de la verdad del Evangelio. El encuentro concreto con creyentes de otra religión nos confronta con el misterio de nuestras diferencias, a menudo irreductibles, y nos invita a escuchar el misterio de la fe del otro «hasta llegar a la intuición profunda que lo pone en contacto con Dios»… Entonces descubrimos que esa fe viene a despertar la nuestra y nos abre horizontes inesperados… El encuentro en la amistad compartida puede convertirse así en un don de Dios.
Predilección…
Hta. Magdeleine