Al saber la fecha de la canonización en Tre Fontane, antes incluso que las puertas, empezamos a abrir los corazones.
Concretamente durante ocho días, del 12 al 19 de mayo, las puertas estuvieron abiertas. Paso a paso, hasta llegar al día tan esperado, caminamos juntas tomándonos el tiempo.
TIEMPO PARA MEDITAR
Durante la Cuaresma ahondamos en diferentes aspectos de la vida del hermano Carlos. Andrea Mandonico (sma) pasó medio día con nosotras para ayudarnos a avanzar… ¡y de repente, sin siquiera avisar, entró el Covid y las puertas de nuestra fraternidad se volvieron a cerrar! De todos modos, pudimos beneficiarnos en línea de la competencia de monseñor Aveline (obispo de Marsella) y de la hermanita Kathleen, que continuaron ayudándonos a conocer mejor al hermano Carlos.
Durante tres domingos, en lugar de la oración de la tarde, las hermanitas del equipo de formación nos ofrecieron pistas de reflexión: textos del Evangelio y otros sacados de los escritos del hermanito universal. Ciertas preguntas nos ayudaron a profundizar y a conservar el corazón abierto.
La canonización ha sido también un momento propicio para dar a conocer la vida y el mensaje del Hermano Carlos: unos periodistas subieron nuestra colina*, y varias hermanitas les compartieron el tesoro que conservamos juntas.
Durante ocho días, antes y después de la canonización, vivimos en un ambiente de oración, en la capilla había continuamente una presencia de hermanitas. Incluso en medio de los preparativos de todo tipo, pudimos gozar de momentos de profundo silencio.
TIEMPO DE ALEGRÍA Y DE ENCUENTRO
A partir de principios de mayo, cada día llegaron caras nuevas a embellecer nuestra “aldea”: las mesas se ensanchaban, el banquete se enriquecía con platos sabrosos y variados. ¡Casi el paraíso!
Hermanitas, amigos y amigas fueron llegando de todos los rincones del mundo. Todas estábamos disponibles para acoger. ¡Cada una de nosotras hizo lo mejor que pudo para que la fiesta resultara bien! A lo largo de los días, nuestros amigos y amigas iban “entrando en la danza de la hospitalidad”. Al irse, nos decían con emoción cómo les había gustado sentir ese clima de cálida fraternidad. De hecho, este acontecimiento les ha dado la ocasión de conocerse y de conocernos de otra manera.
Muchas personas nos han visitado. Algunas vinieron verdaderamente como en peregrinación, otras para ver el pequeño museo con los objetos del hno. Carlos. Otras, para dar gracias. Hubo sorpresas, reencuentros inesperados, alegría siempre. Vivimos encuentros muy hermosos a lo largo de todos esos días. Y para nosotras, fue una experiencia de ayuda mutua sencilla, alegre, delicada.
TIEMPO DE DAR GRACIAS
La misa de acción de gracias fue la conclusión de las celebraciones, pero en nuestros corazones y en la vida de Tre Fontane, aún hoy, hay mucha gratitud.
Muchos de los que pasaron por aquí continúan mandándonos mensajes: todos agradecidos por el tiempo que pasamos juntos. Otros, que no pudieron venir durante los días de fiesta, vinieron los días siguientes para expresar su cercanía.
Tal vez recién ahora, nos damos cuenta hasta qué punto esos días vividos fueron y son aún, días densos, impregnados de gracia. Una gracia que nos maravilla, porque sobrepasa todas nuestras expectativas humanas. Una gracia que nos anima a perseverar… para que paso a paso, por el camino que nos trazó el hermano Carlos, no nos cansemos de abrirnos a la novedad del Espíritu.
Tus hermanitas de Tre Fontane