Nos damos cuenta de que cada vez más se forman sociedades paralelas. En nuestro barrio multicultural, muchos jóvenes acarrean con ellos un gran potencial de violencia, porque no han tenido formación escolar ni posibilidades de trabajo. Para nosotras es importante dar pasos pequeñitos, no pasando a su lado sin prestarles atención, y procurando entrar en contacto con ellos. Del mismo modo, hemos elegido deliberadamente, en comunidad, comprar en los pequeños comercios del barrio cuyos propietarios vienen de países muy diferentes, para conocerlos y apoyarles.